7 dic. Con un evidente aumento en la cantidad de visitantes que la prefieren cada año, la ciudad de Cienfuegos, ubicada 250 km al sureste de La Habana, se ha convertido en una nueva joya turística de Cuba.
Esta localidad se caracteriza por ser la única fundada por colonos franceses en una isla que, en aquel entonces, se encontraba bajo la tutela colonial española. Hoy, Cienfuegos posee significativos valores arquitectónicos, urbanos y ambientales, realzados por la siempre cercana presencia del mar: la Bahía de Jagua, que rodea toda la villa, es la pista ideal para la práctica de deportes náuticos.
Si bien la región cuenta con innumerables atractivos que permiten al forastero pasar varios días de aprendizaje y disfrute en sus calles, hoy recomendamos cinco lugares de obligatoria visita en la también llamada “Perla del Sur”.
Paseo del Prado. Es una de las arterias más importantes de ciudad, sitio referencial y de gran valor para los cienfuegueros. Se encuentra en el Centro Histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y se extiende de Norte a Sur a lo largo de la calle 37, con una extensión de casi dos kilómetros que lo convierte en el más extenso de su tipo en Cuba.
Su construcción data de principios del siglo XX, y a lo largo de su recorrido pueden encontrarse importantes edificaciones y comercios, ejemplos del eclecticismo arquitectónico, donde armonizan los estilos mudéjar y bizantino con el veneciano, el gótico y el barroco. Cuenta con bancos para el descanso de los transeúntes y numerosos árboles que le imprimen una nota de frescura.
Escultura de Benny Moré. Situada en una esquina del Prado –calle37 y avenida 54- esta estatua rinde homenaje a uno de los más importantes músicos cubanos: Bartolomé “Benny” Moré, inmortalizado como “el Bárbaro del Ritmo” por la inigualable sonoridad de sus composiciones. Fundida en bronce a tamaño natural, fue develada en el año 2004 y es obra del escultor José Villa Soberón. Tocar su bastón y pedir un deseo se ha convertido en una de las tradiciones de más arraigo entre los cienfuegueros.
Malecón. Un paseo marinero que comienza en Prado y culmina en Punta Gorda, frente a la Bahía de Jagua. Construido en el año 1930, es uno de los grandes atractivos de la ciudad. Allí se desarrollan exhibiciones acuáticas y náuticas, competencias de regata y velas, el Carnaval cienfueguero y otros eventos. A lo largo del Malecón pueden encontrarse las cafeterías D´ Prisa y el Rápido Dimar, sitios recreativos como la Plaza Polivalente, el Patinódromo, la Casa de la Música EGREM, el Palacio del Valle y los hoteles Jagua y Palacio Azul.
Club Cienfuegos. Obra monumental de la arquitectura ecléctica cubana del siglo XX. Ubicado a orillas de la bahía, fue inaugurado en el año 1920 con el nombre de Cienfuegos Yacht Club.
En el año 1982 fue renovado y se convirtió en sede de los XIV Juegos Centroamericanos y del Caribe. Hoy, después de un proceso de restauración, su edificio central dispone de restaurante, un área de espectáculos o centro cultural para grupos de pequeños formatos, sala de billar, snack bar, terraza mirador, galería y tienda de artículos deportivos y náuticos. En la parte exterior hay áreas para juegos, renta de autos y motos, piscina, cancha de tenis y la playa.
Boulevard San Fernando. Lleno de vida y con variadas ofertas comerciales y culturales a su largo, el boulevard cienfueguero es sin dudas uno de los sitios más frecuentados de la ciudad. Al recorrerlo, el visitante puede disfrutar la vista de algunos monumentos locales como el Palacio de Blanco, edificaciones institucionales como la sede del periódico provincial 5 de Septiembre, y también centros de compras y de gastronomía como el Bazar Guanaroca, la Casa del Habano El Embajador y el restaurante La Verja.
El boulevard concluye en el Parque Martí, donde destacan el Palacio de Gobierno y el palacio Ferrer, edificios emblemáticos de la ciudad.
Actualmente, y cada vez con mayor frecuencia, Cienfuegos termina siendo un destino obligado para aquellos que realizan un turismo de circuito por a lo largo de Cuba, o para quienes, de forma independiente, deciden crear su propio itinerario. Su reconocimiento nacional e internacional como La Linda Ciudad del Mar, combinado con la inigualable hospitalidad y el trato afable de su gente, permiten que la estancia en esta región se una experiencia única e irrepetible.