Ciudades cubanas, reales y maravillosas

Ciudades cubanas, reales y maravillosas

18 nov. Las ciudades cubanas poseen, cada una, su distintivo arquitectónico y un admirable acervo cultural que las revela como fieles reflejos de su época. Las primeras villas se sustentaron de las mejores tendencias del viejo continente, sin dejar de beneficiarse de esa calidez de trópico que nos concede nuestra geografía antillana.

Toda esa herencia asombrosa, parte indisoluble de la identidad y cultura cubanas, ha pasado a ser, por sus virtudes, importante patrimonio de la Isla. Urbes vivientes que muestran el encanto que persiste en ellas; lugares que trascienden lo imaginable; una época hecha de columnas, rejas y arcos de medio punto; espacios que revelan historias y conquistas.

Marcadas por el destino o quién sabe por qué decreto de rey o de gobernador ávido de hallazgos y glorias, las primeras siete villas fueron fundadas de forma sucesiva. Cada una tuvo su origen como resultado de la búsqueda de tierras prósperas que hicieran posible reunir riquezas rápidamente. Con el transcurrir del tiempo, despuntaron luego en destinos desiguales que las hicieron ser únicas.

Así fueron establecidas, en lugares distintos y distantes de la geografía cubana: Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa (1512), San Salvador de Bayamo (1513), La Santísima Trinidad (1514), Sancti Spíritus (1514), Santa María del Puerto del Príncipe (1514), Santiago de Cuba (1515) y San Cristóbal de La Habana (1519) o simplemente: Baracoa, Bayamo, Trinidad, Sancti Spíritus, Camagüey, Santiago de Cuba y La Habana, como se conocen hoy en día.

Algunos de los centros históricos de estas urbes legendarias forman hoy parte del Patrimonio de la Humanidad por lo conservado de sus edificaciones y lo convincente de su arquitectura; por rasgos que en su época los libraron de asaltos de piratas o de una sequía extrema; por sus trazados o por el origen de su fundación y sus revelaciones.

Y esta es Cuba, un rosario de amalgamas que han dado origen a lo que somos en esta tierra desde hace tantísimos siglos. El viajero apasionado puede explorar cada rincón y recibirá siempre un vestigio de lo que nos marca como auténticos cubanos: un sabor, un ritmo, una deidad, un arco, una columna, una frase, una leyenda…

Cuba está en sus ciudades y en cada una de ellas late la isla provocativa y espontánea que lleva en su savia la fusión de culturas.

(Con información de TTC)