10 ago. En Santiago de Cuba, segunda ciudad de la nación caribeña, el restaurante El Barracón reabrió sus puertas con un menú rediseñado por la Sucursal Extrahotelera Palmares del territorio, que hace gala del arte culinario africano, con recetas y comidas tradicionales.
Variedad de platos de países de ese continente encontrarán los clientes; como la harina de maíz con carne y frijoles negros, sopones, almejas con leche de coco, fufú de plátano con chicharrones, arroz con pollo y otros identificados con nombres de la lengua yoruba elaborados con carne y pescados.
Antes de traspasar sus amplios portones los comensales son recibidos en el área exterior por dos figuras artísticas a tamaño natural, de un hombre y una mujer de piel negra, con atuendos típicos de la servidumbre colonial. La ambientación recrea los tiempos de los esclavos africanos y sus costumbres en el vestir, por eso desde ahora sus dependientes vestirán con prendas holgadas, de color blanco, como las usadas en la época y pañuelos en la cabeza. Asimismo, en su interior hay esculturas donde suelen fotografiarse los comensales, mientras el mobiliario, decoración, vasijas, platos, pinturas y otros utensilios remontan a los visitantes a siglos atrás.
Inaugurada el 12 de agosto del 2008, El Barracón reabrió en el ámbito del aniversario 505 de la fundación de la villa de Santiago de Cuba, con cantos, danzas folclóricas y toques de tambores batá. Soraida Lozano, delegada del Ministerio de Turismo en la provincia, señaló que la calidad y el buen servicio identificarán a ese producto, y agradeció la colaboración del Centro de Cultura Africana Fernando Ortiz para la concepción renovada del lugar.
Por su parte, la Doctora Martha Cordiés, directora de la institución cultural antes mencionada, se refirió al nombre del restaurante y manifestó que no siempre los barracones deben asociarse a tristeza y melancolía, ya que también fueron sitio de cantos, bailes, toques y amores de los esclavos africanos. Esa palabra forma parte de la historia de Cuba, donde el desarrollo de la industria azucarera a partir del siglo XVIII trajo consigo la masiva entrada de esa fuerza para satisfacer la demanda de brazos.