Tres lugares para conectar con la cultura de Trinidad, Cuba

Tres lugares para conectar con la cultura de Trinidad, Cuba

21 jul. Trinidad, una de las ciudades coloniales mejor conservadas de Cuba, atrapa a sus visitantes con su arquitectura, historia y tradiciones. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, esta localidad ofrece rincones donde la cultura se vive de manera auténtica. Allí, tres espacios en particular permiten adentrarse en su esencia: la Casa del Alfarero, la Casa de la Trova y el Bar Restaurante “La Canchánchara”. 

La Casa del Alfarero es un taller que guarda su tradición cerámica desde mediados del siglo XIX, cuando don Secundino Santander comenzó a moldear el barro con maestría. Hoy, sus descendientes continúan el oficio, creando piezas que van desde vasijas hasta lámparas y platos decorados con motivos trinitarios. En este sitio, los visitantes pueden observar el proceso artesanal, desde el moldeado hasta el pintado, y llevarse un recuerdo único. Muchas de las cerámicas que se encuentran en las tiendas de la ciudad salen de este taller, lo que lo convierte en un sitio clave para apreciar el trabajo manual local. 

Para disfrutar de la música cubana en su expresión más genuina, la Casa de la Trova es una parada obligada. Desde 1974, este espacio ha servido como punto de reunión para trovadores y amantes de la tradición danzaria. Con su atmósfera relajada, ofrece presentaciones en vivo donde el son, la trova y el bolero se mezclan con el murmullo de las conversaciones y el sonido de los vasos. Además de ser un centro cultural activo, funciona como museo, exhibiendo discos, instrumentos y otros objetos que narran la evolución musical de Trinidad y Cuba. 

Otro rincón emblemático es el Bar Restaurante “La Canchánchara”, ubicado en una de las edificaciones más antiguas de la ciudad. Su nombre proviene de un cóctel tradicional que data del siglo XIX, preparado con aguardiente, miel, limón y hielo y consumido por los mambises durante las guerras de independencia. El local, con su mezcla de estilos arquitectónicos, brinda un ambiente animado por música en vivo y percusión, ideal para probar esta bebida mientras se descubre el ritmo de Trinidad. 

Fundada en 1514, Trinidad parece detenida en el tiempo, con sus calles empedradas, fachadas color pastel y una atmósfera que invita a caminar sin prisa. Más allá de su belleza arquitectónica, es una ciudad donde la artesanía, la música y las tradiciones gastronómicas se mantienen vivas, ofreciendo a quienes la visitan una conexión directa con su legado cultural.