El “Triángulo de Oro”, un paseo imperdible en la ciudad de Camagüey

El “Triángulo de Oro”, un paseo imperdible en la ciudad de Camagüey

7 jun. En la región centro-oriental de Cuba, la ciudad de Camagüey -fundada en 1514 con el nombre Santa María del Puerto del Príncipe- ofrece numerosos atractivos que la incluyen entre los principales destinos turísticos del país.

Entre ellos destaca el llamado “Triángulo de Oro”, un espacio urbano formado por las calles Maceo, Ignacio Agramonte e Independencia. Refiere el periódico local Adelante! que el área florece entre las más concurridas de la localidad, y toma protagonismo no solo por el número de instalaciones de ocio que acoge, sino además por sus características arquitectónicas y culturales.

Esta zona está situada en el centro histórico de la ciudad, uno de los más extensos de Cuba y declarado desde 2008 por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Allí, especialistas de la Oficina del Historiador de Camagüey mantienen variados programas de conservación y desarrollo local.

Igualmente, el viajero puede encontrar varios alojamientos, entre ellos el Hotel E Santa María -gestionado por el grupo Cubanacán- y el Gran Hotel by Meliá Cuba; así como bares, restaurantes, un centro de información turística y la casa natal de Ignacio Agramonte, héroe de las guerras por la independencia en el siglo XIX. Muy cercanos se encuentran la iglesia Nuestra Señora de la Merced y el Callejón de los Milagros, paseo temático dedicado al cine y único de su tipo en Cuba.  

Afamada por su tradición de artesanos y ceramistas, junto al caprichoso trazado de sus calles, Camagüey es tierra natal de figuras muy ilustres de la historia de Cuba, como el Poeta Nacional, Nicolás Guillén (1902-1989), o el científico Carlos J. Finlay, (1833-1915) descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla.

La localidad es también reconocida como la Cuna de la Literatura Cubana, pues en su perímetro se escribió la primera obra literaria de que se tiene noticia en este país: el poema épico Espejo de Paciencia, atribuido a Silvestre de Balboa y que data del año 1608.