22 may. En un pintoresco pueblo pesquero a solo siete kilómetros al este de La Habana, celebró su centenario el restaurante La Terraza de Cojímar, sitio que trasciende su función gastronómica para convertirse en un museo viviente de historia, arte y literatura. Fundado en 1925 como una humilde bodega llamada Las Arecas, este lugar evolucionó hasta ser el escenario predilecto de Ernest Hemingway, donde el Nobel de Literatura compartía tragos, anécdotas y amistad con los pescadores locales, especialmente con su entrañable amigo Gregorio Fuentes, patrón de su yate El Pilar.
A la conmemoración asistieron Luis Ramírez Pino, Delegado del Mintur en La Habana, y Lázaro Darién Casabella Hernández, Director General de la Empresa Extrahotelera Palmares S.A, entre otras autoridades. Durante la ceremonia, se reconoció la labor de tres trabajadores destacados: Eiden Guillart Roque, Iván Morgadov Castro y Doris Pared Arteaga, quienes han demostrado un compromiso inquebrantable con los valores y la esencia de La Terraza a lo largo de los años.
La Terraza de Cojímar debe su fama mundial a Hemingway, quien encontró aquí la inspiración para su obra cumbre, El Viejo y el Mar. En la mesa número 11, junto a la ventana, el escritor solía sentarse a degustar platos de la cocina marinera mientras conversaba con Anselmo Hernández, el pescador que inspiró a Santiago, el protagonista de la novela. Hoy, el restaurante conserva ese ambiente bohemio con fotografías de Raúl Corrales, cerámicas de Nelson Domínguez y un óleo del autor basado en la icónica foto del canadiense Yousuf Karsh.
La carta rinde homenaje al mar con especialidades como la Paella La Terraza—servida en cazuelas de barro— y la Sopa del Pescador. Los cócteles también narran historias: el Daiquirí Hemingway, con un toque azul que evoca el mar, y el Don Gregorio, creado en honor al patrón del Pilar, mezcla ron, curaçao y jugo de limón.
El encanto de La Terraza de Cojímar se complementa con su entorno. Frente al restaurante, el Torreón de Cojímar —fortaleza española del siglo XVII— custodia el pequeño malecón donde se alza el busto de Hemingway, el primero erigido en su honor (1962).
Hoy, el restaurante es parada obligatoria en los "Recorridos Hemingway", que incluyen La Bodeguita del Medio y Finca Vigía. Con capacidad para 80 comensales, La Terraza de Cojímar atrae a viajeros que buscan saborear no solo su cocina, sino también la esencia de una época en que Hemingway, entre ron y olas, escribió parte de su leyenda.
Visitar La Terraza de Cojímar es viajar en el tiempo: donde el murmullo del mar se confunde con las risas de los pescadores y donde aún flota en el aire el espíritu de un escritor que hizo de Cuba su hogar.