Saberes de los Maestros del Ron Ligero aspiran a ser Patrimonio de la Humanidad

Saberes de los Maestros del Ron Ligero aspiran a ser Patrimonio de la Humanidad

20 jul.  Recientemente fue presentado a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, La Ciencia y la Cultura (Unesco) el expediente que propone incluir a los Saberes de los Maestros del Ron Ligero cubano en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

La información fue dada a conocer por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural en su página de Facebook, destacando que “los saberes de los maestros roneros, así como los espacios fabriles donde ocurre el proceso de transmisión de dichos conocimientos se declararon Patrimonio Cultural de la Nación Cubana en el año 2016”.

La comunidad de los Maestros del Ron Ligero de Cuba está integrada por varios hombres y mujeres vinculados por décadas al oficio de la creación artesanal y fabricación de esta bebida espirituosa. Bajo las categorías de Primer Maestro, Maestro y Aspirante, estos especialistas fungen hoy como depositarios, guardianes y transmisores de una tradición de más de 155 años.

Según declara Salomé Alemán, Maestra del Ron Cubano, “nuestra primera función es salvaguardar la cultura ronera del país (…) ¿Qué cosa es una mezcla de rones?, pues una representación del mestizaje del pueblo de Cuba”. Señaló asimismo la trascendencia de la actividad ronera en la cultura nacional, así como abogó por un consumo responsable en todos los momentos.

Los Maestros del Ron Ligero laboran en las fábricas de ron de Cuba (destilerías, naves de añejamiento natural y salas de mezclas). Sus conocimientos, depositados de generación en generación, abarca desde la protección de las bodegas de añejamiento, conocer su contenido y características, la historia de cada barrica hasta saber qué mezclas producen un determinado aspecto, aroma, sabor y textura.

La historia de la elaboración del ron en Cuba se remonta al siglo XVIII, cuando en el país, como en otras colonias de las Antillas, se desarrollaron preparaciones a partir de la destilación del mosto fermentado del guarapo o jugo de la caña de azúcar. El punto culminante se alcanzó en 1862 con la aparición del ron ligero en Santiago de Cuba, licor que, a diferencia del aguardiente tradicional, no incluye en su procesamiento la depuración de los componentes, lleva un doble envejecimiento y se mezcla con otros destilados.

Con la aprobación de los Saberes de los Maestros del Ron Ligero como Patrimonio de la Humanidad resaltaría en el ámbito internacional la diversidad e importancia de una industria que en Cuba está íntegramente ligada a la cultura popular tradicional.