Una maravilla en los Jardines del Rey: Playa Pilar
Descubre esta excursión a un tesoro natural de Holguín: Cayo Saetía
Hotel Gran Muthu Rainbow arriba a su quinto aniversario
Cuba acoge seminario internacional sobre Derecho en el Turismo
Viajes San Cristóbal: 30 años de turismo al servicio del patrimonio cubano
10 dic. La ciudad de Trinidad y su Valle de los Ingenios, en la provincia cubana de Sancti Spíritus, conmemoran el trigésimo séptimo aniversario de su inscripción como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1988. Este reconocimiento se otorgó a la ciudad colonial más completa y mejor conservada del Caribe, junto al valle que alberga los testimonios más ricos de la industria azucarera de los siglos XVIII y XIX en la región.
Fundada en el siglo XVI, Trinidad alcanzó su apogeo arquitectónico y económico gracias al auge de la producción de azúcar. Su Centro Histórico, de 37 hectáreas, exhibe una homogeneidad excepcional en su arquitectura doméstica, donde se fusionan influencias andaluzas y moriscas con modelos neoclásicos europeos. El corazón urbano es la Plaza Mayor, flanqueada por edificios emblemáticos como el Palacio Brunet, testimonio de la época de mayor esplendor, y el Palacio Cantero, sede actual del Museo Municipal de Historia.
A doce kilómetros de la ciudad se extiende el Valle de los Ingenios, un paisaje cultural de 225 kilómetros cuadrados que incluye los vestigios de más de 75 antiguos ingenios azucareros, casas de hacienda, barracones y otras instalaciones relacionadas con el complejo agroindustrial del azúcar y el sistema de esclavitud que lo sustentó. Este valle constituye un testimonio excepcional de una industria que, en su punto máximo, empleó a más de 11,000 trabajadores esclavizados.
La Oficina del Conservador de la Ciudad de Trinidad y el Valle de los Ingenios, creada en 1997, es la entidad responsable de la gestión, protección y planificación del sitio. El marco legal de protección incluye la designación como Monumento Nacional y reglamentos locales específicos que regulan las intervenciones en el centro histórico y su zona de protección. Los principales desafíos de gestión incluyen mitigar la degradación histórica de los suelos en el valle, actualizar el Plan de Manejo integral de la propiedad y garantizar que el desarrollo turístico no comprometa los valores universales excepcionales del conjunto.